martes, 14 de mayo de 2013

La Bruja

Una vez escuché que en los pueblos, las brujas suelen subirse a los techos de las casas por las noches, claro, para uno que vive en la ciudad esos cuentos no son más que habladurías sin sentido.... o al menos lo son hasta que algo te pasa.



Fui a pasar las vacaciones en la casa de mi tía en el campo, por alguna razón a mi madre le pareció una buena idea que respirara aire puro, para mi en cambio, la idea de quedarme más de una semana en un lugar en el que todas las calles son exactamente iguales y todos los vecinos se conocen era definitivamente la máxima expresión de fastidio.

Llegando al pueblo pude ver, a través de la ventana con vidrios ahumados de la camioneta de mi madre, una débil casucha con algo de tierra movida a su alrededor, algo tétrica y sombría, con el techo roto y sin puertas.... parecía estar vacía..... llamó mi atención por unos instantes.... luego desapareció de mi vista mientras el pueblo.... se hacía a mis ojos más cercano.

En casa de mi tía no había mucho que hacer, además de escuchar los cuentos de los vecinos y entrar a la casa temprano por aquello de "La Bruja"...... Pregunté a mi tía qué era todo aquello a lo que ella respondió:

-Esa fue una desdichada mujer, a la que el marido le mató el niñito envenenándolo con dulces piches antes de marcharse y nunca más volver, del dolor la mujer se volvió loca y terminó matándose..... y de la rabia, ahora persigue niñitos para envenenarlos como hicieron con el suyo..... es por eso que nadie nunca deja que los muchachos estén a fuera por las noches..... no se sabe en que techo se le verá caminando-.

Idioteces pensé, y como una buena persona obstinada y engreída que soy, me puse a averiguar con los vecinos sobre la fulana bruja.... terminé por saber que aquella casucha que vi era la suya y que según cuentan los campesinos aquella tierra movida la mueve ella misma buscando el cuerpo de su pequeño hijo.

Caminé pues hacia las afueras del pueblo.... llegué hasta la casa y pude sentir como el viento frío entraba y salía de ella, pasé el jardín.... lleno de tierra movida y llegué hasta el umbral de la puerta -Idioteces- seguí pensando.... luego me percaté que en la pared de en frente parecía haber algo colgado.

Respiré profundo y pasé para ver que era..... En la foto... la solitaria foto, había un pequeño niño..... unos dos años diría yo, rubio y al parecer llorando hasta donde le daban los pulmones para hacerlo.... me impresionó la tétrica imagen, por fin el miedo se apoderó de mí cuando una ráfaga de viento azotó de tal forma la sala que la foto callo al piso rompiendo el marco..... sólo corrí......

Cuando oscureció aún el corazón me latía fuerte, la verdad no sabía por qué.... no podía entenderlo.... le dije buenas noches a mi tía y caminé el largo pasillo hacia la habitación en la que dormía, me puse la pijama, me metí entre las sábanas y me aseguré de que mis pies estaban bien cubiertos, al poco rato me dormí.

No sé a que hora comencé a escucharlo.... pero definitivamente era pasos en el techo, largos y pesados pasos que se detuvieron bruscamente justo sobre mi habitación, metí la cabeza entre las sábanas y recé porque sólo fuera mi imaginación, mientras escuchaba un molesto sonido..... el mismo que se produce cuando rascas algo con las uñas..... la habitación se llenó de frío y por un momento sentí un aliento con olor a tierra húmeda cerca de mi cara..... vi como una larga uña rompía lentamente la sábana... me ahogaba... temblaba... yo...... desperté justo a las cinco de la mañana.

Las demás noches no pude dormir..... casi no comí... casi no hablé.... mi tía asustada llamó a mi madre quién  por la preocupación en a voz de mi tía corrió a buscarme.... ya comenzaba a anochecer cuando emprendimos el camino de vuelta a casa, sobre la carretera que se volvía más y más oscura mi madre manejaba con prudencia y con una lentitud que alteraba mis nervios.

De repente la escuché de nuevo.... sobre el techo de la camioneta comenzó a rascar con tal fuerza, que en poco tiempo abrió una hendidura por la que hizo pasar bruscamente varios caramelos.... escuché como aquel aliento de olor a tierra húmeda me decía con rabia Tu fuiste... fuiste tú...... vi sus dedos haciendo maromas entre la ranura para hacerla más grande.... mi madre gritó.... yo giré la mirada del techo al frente..... sólo vi el precipicio.

Fin.
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La Bruja por Alejandra Teran se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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